Resumen ejecutivo de la boleta de calificaciones de 2022 de las grandes empresas tecnológicas

 

Una vez más, ninguna de las 14 plataformas digitales que hemos evaluado ha obtenido una calificación aprobatoria, a pesar de haber avances en algunas áreas. La preocupante conclusión es que, en medio de la continua inestabilidad política en muchas de las tradicionales democracias del mundo, el aumento del autoritarismo, y la invasión de Rusia en Ucrania, las empresas se contentan con seguir haciendo negocios como si nada. El contexto mundial exige más.

El Big Tech Scorecard 2022 marca la sexta edición de nuestra clasificación, antes conocida como el Índice de Responsabilidad Corporativa, y la primera vez que analizamos las plataformas digitales por separado de las empresas de telecomunicaciones (la cual fue rebautizada como Telco Giants Scorecard,, se publicará en el cuarto trimestre de 2022). Este Scorecard evalúa 14 plataformas digitales en más de 300 aspectos relacionados a sus políticas y prácticas, generando cientos de miles de puntos de datos sobre los compromisos públicos de estas empresas que afectan a la gobernanza corporativa, la libertad de expresión y la privacidad.

El Big Tech Scorecard 2022

Como novedad, este año se han incluido puntuaciones en servicios específicos, como el comercio electrónico, los asistentes virtuales, y LinkedIn de Microsoft – una nueva adición a la clasificación. Este año también nos ofrece, por primera vez, la oportunidad de analizar si las empresas han avanzado en el desarrollo e implementación de sistemas algorítmicos – incluidos los utilizados para dirigir anuncios – desde que estos indicadores se introdujeron como novedad en nuestra última clasificación.

 

  • Twitter volvió a ocupar el primer puesto, por sus detalladas políticas de contenidos y sus datos públicos sobre la moderación de los contenidos generados por las personas usuarias.
  • Yandex obtuvo el mayor cambio de puntuación (7,6 puntos), gracias a las mejoras de sus políticas en las tres categorías: gobernanza, libertad de expresión y privacidad.
  • Amazon, a pesar de un notable aumento en su puntuación, se mantuvo en el último lugar, junto con el gigante chino Tencent. También obtuvo la puntuación más baja (20%) entre todas las plataformas digitales que clasificamos bajo nuestra norma que pide a las empresas que expliquen sus procesos para hacer cumplir sus propias reglas de contenido.
  • Google fue la empresa que menos mejoró y, por segundo año consecutivo, fue la única que vio descender su puntuación global, debido a las políticas obsoletas de notificación de restricciones de contenido a los usuarios del servicio de búsqueda y de cifrado para Gmail y Google Drive.

Servicios destacados: comercio electrónico, asistentes virtuales y LinkedIn

 

En 2020 añadimos a nuestra clasificación a los gigantes del comercio electrónico Amazon y Alibaba. A pesar de tener sus sedes en entornos legales y políticos muy diferentes, ambas empresas se situaron prácticamente al fondo de nuestra clasificación.

Revisamos el rendimiento de estas empresas en nuestras categorías y observamos que ambas se sitúan al fondo (Alibaba) o cerca (Amazon) de los últimos puestos en gobernanza, junto con otra empresa china, Tencent. Si analizamos más detenidamente nuestra evaluación de los servicios de comercio electrónico de cada empresa, Amazon.com y Taobao.com, descubrimos que Amazon supera a Taobao en gobernanza, pero queda por detrás del servicio chino en nuestras categorías de libertad de expresión y privacidad. Observamos un patrón similar al revisar las puntuaciones de los asistentes virtuales: Alexa, de Amazon, supera a Aligenie, de Alibaba, pero queda por detrás de Siri, de Apple, y el Asistente de Google. En todos los casos, observamos que mientras las puntuaciones de Alibaba se alinean con las de sus pares en China y otras jurisdicciones fuera de Estados Unidos, Amazon es un caso atípico cuando se compara con otras empresas estadounidenses, quedando muy por detrás de ellas en todas nuestras categorías.

Este año, evaluamos por primera vez la plataforma LinkedIn de Microsoft. Fue uno de los únicos servicios que ofreció información sobre cómo procesa los datos de los usuarios para desarrollar modelos de aprendizaje automático y cómo la empresa aborda el sesgo de la IA. Aunque las políticas de LinkedIn eran más transparentes y respetuosas con los derechos que las plataformas de redes sociales chinas y rusas que evaluamos, estaba por detrás de sus pares estadounidenses Facebook y Twitter, así como de la mayoría de los demás servicios de Microsoft. La plataforma se mostró especialmente débil en lo que respecta a la libertad de expresión, ya que no explicó completamente las circunstancias en las que elimina contenidos de acuerdo con las normas internas o las solicitudes externas, ni el volumen de estas restricciones.

Las buenas noticias

Desde que lanzamos el primer Índice RDR, el número de plataformas digitales que se comprometen públicamente a proteger la libertad de expresión y la privacidad de las personas usuarias ha ido creciendo. El número de empresas que realizan algún tipo de debida diligencia en materia de derechos humanos también ha aumentado anualmente.

El orden de las siete primeras empresas de nuestra clasificación no cambió desde el año pasado. Todas las empresas, excepto Google, que descendió ligeramente, introdujeron al menos pequeñas mejoras netas en sus políticas relacionadas con la privacidad y la libertad de expresión.

Por tercer año consecutivo, las plataformas digitales con sede fuera de Estados Unidos lideraron los cambios interanuales. Las empresas chinas Baidu y Tencent ganaron casi tres puntos y Yandex tuvo el cambio de puntuación más alto debido, en parte, a su publicación de informes de transparencia que ofrecieron alguna información sobre cómo maneja las demandas del gobierno para acceder a los datos de los usuarios. Por primera vez desde que RDR comenzó a clasificar a la empresa en 2017, también reveló una política sobre el manejo de las filtraciones de datos.

Muchas empresas también han mejorado sus prácticas de gobierno corporativo. Ocho empresas mejoraron sus puntuaciones en materia de gobernanza y supervisión de gestión, como resultado de la implementación de comités u otros mecanismos de la gerencia para supervisar los efectos de las prácticas de la empresa en la libertad de expresión y la privacidad. En términos más generales, el cambio de puntuación más alto en promedio provino de las mejoras en la divulgación de las prácticas de seguridad, incluyendo la limitación del acceso de los empleados a los datos, y la auditoría de seguridad tanto interna como de terceros.

  • Yahoo – antigua Verizon Media, y ahora la única empresa de la clasificación que no cotiza en bolsa desde su adquisición por parte de la empresa de capital riesgo Apollo Global Management – subió casi tres puntos, gracias a la mejora de las políticas de seguridad y filtración de datos.
  • Microsoft reveló más información sobre la gestión de contenidos, publicando por primera vez datos sobre los contenidos que restringe en función de sus propias normas. Su motor de búsqueda Bing reveló más datos sobre cómo modera los contenidos publicitarios que cualquier otro servicio que hayamos clasificado.
  • Kakao, la única empresa no estadounidense que se encuentra en la mitad superior de la tabla de puntuación de las grandes empresas tecnológicas, creó un comité a nivel de consejo de administración para supervisar cuestiones como la privacidad y la libertad de expresión.

En otro avance positivo, este año los accionistas han surgido como una voz poderosa en la lucha por la responsabilidad corporativa en el sector tecnológico, y a menudo se han vuelto importantes aliados de la comunidad de derechos humanos. Documentamos el papel esencial que desempeñan los grupos de accionistas en la reforma del gobierno corporativo y “Es hora de derribar las barreras que bloquean a los accionistas en materia de derechos humanos.”

Las malas noticias

Lo más preocupante de los resultados del Big Tech Scorecard 2022 es la conclusión de que todas las empresas evaluadas recibieron una puntuación insuficiente. En medio del creciente escrutinio público, las grandes plataformas tecnológicas no revelan información adecuada sobre cómo llevan a cabo la debida diligencia en materia de derechos humanos, moderan el contenido en línea, prueban y despliegan sistemas algorítmicos, y utilizan nuestros datos personales.

Lidiamos todavía con el modelo de negocios: para arreglar Internet, hay que arreglar los anuncios online.

Por segundo año consecutivo, ninguna de las 14 empresas que clasificamos obtuvo más del 50% de los puntos posibles en nuestros indicadores de publicidad dirigida. Aunque las empresas suelen tener normas sobre el contenido y la segmentación de los anuncios, las investigaciones independientes sugieren que a veces no hacen un buen trabajo a la hora de aplicar estas normas. Nuestra propia investigación muestra que, entre los líderes del sector, prácticamente no hay informes de transparencia sobre la aplicación de políticas publicitarias. Además, ni una sola empresa ha presentado una evaluación de impacto en los derechos humanos  sobre los mecanismos que utiliza para personalizar los anuncios a sus usuarios.

Llevamos tiempo diciéndolo, pero no está de más repetirlo: los males sociales que asociamos con las plataformas digitales – como el discurso de odio, la desinformación, la interferencia en las elecciones, etc. – están fundamentalmente relacionados con el modelo de negocio de la publicidad invasiva (surveillance advertising) que alimenta a empresas como Alphabet, Meta y Twitter. Lea nuestro ensayo complementario al Big Tech Scorecard 2022, “No podemos gobernar Internet sin gobernar la publicidad en línea. Así es como debe hacerse.” para profundizar en el tema y conocer nuestras recomendaciones.

Las empresas están poniendo trabas a sus usuarios en lo que respecta a la forma en que desarrollan y despliegan los sistemas algorítmicos e infieren datos.

En nuestra última clasificación, estrenamos normas para la divulgación de información sobre el desarrollo y la implementación de sistemas de publicidad algorítmica y dirigida. Ninguna empresa obtuvo una buena puntuación en estas normas. ¿Han hecho las empresas clasificadas algún progreso en estos indicadores desde entonces? La respuesta es un no rotundo.

Sólo Microsoft obtuvo crédito por proporcionar acceso a las políticas de desarrollo de sistemas algorítmicos, resultado de que LinkedIn (nueva en nuestro Scorecard este año) proporcionara vagas explicaciones sobre cómo utiliza los datos de los usuarios para desarrollar modelos de aprendizaje automático, y cómo la empresa aborda el sesgo en las aplicaciones de inteligencia artificial (IA) a gran escala.

Las empresas tuvieron un desempeño un poco mejor en la revelación de información sobre cómo utilizan los algoritmos para curar, recomendar y clasificar contenidos, pero en la mayoría de los casos no llegan a decir qué tipo de controles tienen los usuarios sobre ellos. Ninguna empresa asegura que limita los datos que pueden inferirse a lo estrictamente necesario para prestar el servicio ofrecido.

El silencio estratégico de las plataformas chinas complica la capacidad de la sociedad civil para exigir responsabilidades a las grandes empresas tecnológicas

Las empresas chinas se encuentran entre las plataformas menos transparentes que evaluamos, pero aún así mostraron mejoras, en parte como resultado de las medidas enérgicas de Pekín sobre el sector, que antes gozaba de mayor libertinaje. En respuesta a la rápida evolución del entorno normativo, tanto Baidu como Tencent proporcionaron más información sobre sus procesos de gobernanza, lo que permitió mejorar notablemente su puntuación en la categoría de gobernanza.

Sin embargo, al igual que en años anteriores, las empresas chinas guardaron silencio sobre cómo gestionan las solicitudes del gobierno y sólo publicaron datos superficiales sobre los contenidos retirados y las cuentas restringidas. La plataforma de comercio electrónico Alibaba fue la que menos compartió sobre su gobernanza, y Baidu la que menos reveló sobre sus políticas y prácticas de libertad de expresión. Ninguna de las tres empresas ofreció mucho sobre sus esfuerzos de debida diligencia en materia de derechos humanos.

Como parte de nuestra metodología de investigación, ofrecemos a las empresas la oportunidad de revisar nuestros resultados preliminares y presentar argumentos – apoyados en pruebas que cumplan nuestros criterios – para que se les reconozca el mérito donde nosotros no lo vimos. Este año, todas las plataformas que clasificamos, excepto las chinas (y, sorprendentemente, Google), respondieron con sus observaciones.

A pesar de nuestros esfuerzos anuales por ponernos en contacto con ellas, parece que las tres grandes: Alibaba, Baidu y Tencent, evitan comprometerse con nosotros. Lea más sobre este tema en nuestro ensayo complementario: “¿Por qué las empresas chinas no hablan con nosotros? Es complicado.”

Recomendaciones de políticas

Lograr la visión de una internet global que apoye y promueva los derechos humanos es un esfuerzo colectivo. Las empresas, los gobiernos, los inversores, las organizaciones de la sociedad civil y las personas usuarias tienen un papel que desempeñar.

En el caso de las grandes compañías tecnológicas, esperamos una mayor adaptación de sus políticas y prácticas empresariales a estándares basados en los derechos humanos, y de sus obligaciones en virtud de los Principios Rectores de la ONU. Esto significa realizar cambios fundamentales en los modelos empresariales que abusan de los derechos y reforzar las iniciativas de debida diligencia en materia de derechos humanos, especialmente en países del sur global.

Los gobiernos también tienen un papel importante que desempeñar. A continuación, exponemos nuestras principales recomendaciones para los legisladores y responsables políticos. Si desea profundizar en ellas, visite nuestros ensayos complementarios sobre la reforma de los accionistas y la regulación de la publicidad en línea. Seguimos manteniendo la lista completa de recomendaciones políticas que publicamos el año pasado.

Avanzar hacia un ecosistema publicitario en línea responsable y con rendición de cuentas

Ya es hora de que los responsables políticos limiten los comportamientos empresariales y los abusos de poder que se derivan de los modelos de negocios de la publicidad invasiva.

  • Los responsables políticos deberían prohibir totalmente la publicidad invasiva. Por encima de todo, creemos que la publicidad invasiva – construida sobre la base de violaciones a la privacidad y la discriminación por algoritmos – debe ser prohibida con el fin de lograr un cambio hacia un enfoque que respete los derechos humanos.
  • Transparencia corporativa: Las empresas deben tener políticas transparentes y bien aplicadas sobre el contenido de los anuncios, la dirección de los mismos, dónde aparecerán (“seguridad de la marca”), quién puede comprar anuncios y cómo fijan los precios. Deben incluir datos sobre el cumplimiento de su política publicitaria en sus informes de transparencia. Deberían estar obligadas a revelar cómo cumplen con los diversos requisitos legales relacionados con la publicidad (incluida la publicidad política) en los países donde muestran anuncios. También se les debe exigir que informen sobre sus progresos en equidad lingüística: las empresas que aceptan anuncios en un idioma determinado deben ser capaces de moderar eficazmente los anuncios en ese idioma.
  • Debida diligencia en materia de derechos humanos y auditoría independiente: Las empresas deben realizar evaluaciones de impacto a los derechos humanos en todas sus políticas publicitarias y en los procesos de implementación pertinentes. También deben permitir que los investigadores independientes y los organismos reguladores accedan a los datos sobre la publicidad, incluidos aquellos que pueden ayudarles a verificar, de forma independiente, las afirmaciones de la empresa sobre el cumplimiento de las normas.
  • Apelación y recurso: Todos los sistemas de implementación producen errores, por lo que los recursos y otros sistemas de reparación son esenciales. Los anunciantes deben tener la posibilidad de apelar cuando sus anuncios sean rechazados incorrectamente, y los reguladores del interés público deben crear mecanismos para garantizar que los anuncios prohibidos no lleguen a ser aprobados.

Eliminar las barreras que impiden a los accionistas abordar temas de derechos humanos

Para que los ciudadanos tengan una verdadera participación en las empresas en las que tienen acciones, debemos abolir las fuerzas sistémicas que han permitido a las compañías amasar poder en la cima. Los responsables políticos de Estados Unidos deberían:

  • Acabar con las estructuras de acciones de varias clases. El Congreso y la SEC (Comisión de Bolsa y Valores por su siglas en inglés) deben obligar a las empresas con estructuras de voto desigual existentes a adoptar disposiciones de extinción de las mismas, y a prohibir completamente que las nuevas empresas que cotizan en bolsa ofrezcan clases de acciones sin derecho a voto. Hasta que estas estructuras se supriman por completo, las compañías que las mantienen deben estar obligadas a publicar la disparidad entre la propiedad y el poder de voto.
  • Derogar las normas que obstaculizan el poder de los accionistas en materia de derechos humanos. La SEC debe derogar las normas aprobadas en 2020 que restringen la participación de los accionistas en función de la titularidad de las acciones (lo que margina a los pequeños accionistas), elevan los umbrales de apoyo necesarios para que los accionistas vuelvan a presentar propuestas, y limitan la capacidad de los accionistas para crear coaliciones.

Sign up for the RADAR

Subscribe to our newsletter to stay in touch!